¿Es malo tener tiempo libre? ¿El hecho de no trabajar crea realmente a una persona pasiva? No es cierto. Pensemos en los grandes científicos y pensadores: Einstein, Darwin, Sócrates... ¿Cuál es el motivo de que consiguieran cambiar la mentalidad de la humanidad por medio de una inquietud? Por supuesto, fue la ociosidad. Una persona que no tiene ni siquiera suficiente para vivir no pensaría jamás en ecuaciones, filosofía o nuevas especies, por el contrario, se preocuparía más por poder comer y mantenerse bajo un techo.
Para Nietzsche (filósofo, poeta, músico y filólogo alemán), las personas ociosas son fascinantes. "Excepcionales" es la palabra que usa para referirse a ellas, a ésas que se destacan entre los conformistas que sufren por tener un salario, ésas que buscan en el trabajo, más que el dinero, el placer.
Al realizar un trabajo que no nos gusta durante cada día de nuestra vida nos convertimos automáticamente en unos desgraciados. Algunos podrían escandalizarse ante esta afirmación, y esto se debe nada más y nada menos que a la costumbre, que hace que incluso lo peor de este mundo sea visto como algo normal en la sociedad, por mucho que evolucionemos. Como dice Russell, "La fe en las virtudes del trabajo está haciendo mucho daño en el mundo moderno".
A parte de los ociosos, Nietzsche también consideraba como seres excepcionales a los artistas y los contemplativos. Todos ellos son personas quisquillosas (difíciles de contentar, no en el sentido malo), "que prefieren hundirse a trabajar sin experimentar placer". Al leer esto nos vienen a la mente ejemplos totalmente reales con los que podemos probar la veracidad del texto; es casi incontable el número de músicos, pintores, actores o incluso fotógrafos y bailarines que insisten sin cesar en su vocación, a pesar de que no tenga salidas o genere poquísimo dinero a no ser que, como raras veces sucede, se logre la fama. Muchos de los cuales, irónicamente, consiguen alcanzar la cumbre de su carrera después de la muerte. La mayoría considera esta actitud como un síntoma de locura, mientras que para Nietzsche, para unos pocos más y para mí es una forma de ser envidiable.
Nietzsche termina el fragmento hablando del aburrimiento, queriendo dar a entender que no es algo negativo, sino que es un período de calma que nos prepara para las grandes experiencias que le siguen. Y es que hay que tener algo claro: no es lo mismo el aburrimiento que la pereza.
María M Rodríguez Sánchez
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