Filosofía

El estoico Epícteto a mi parecer más que un manual personal hizo un manual universal, un Manual para la Vida, quizás no agradable para todos los públicos, pero pienso que todo lector de este texto puede seguir, si no todas, unas cuantas ideas para aplicar en su propia rutina.

Aquí el filósofo hace gala de su corriente ideológica, sobre todo mediante el principio pasivo ante la materia. Promulga la eliminación del deseo, de los impulsos y en cierta forma de las emociones, pues nos explica que toda acción realizada por el ser humano está hecha sabiendo cuáles serán las consecuencias, tanto positivas como negativas: "...Si besas a tu hijo o a tu mujer, acuérdate que es mortal todo lo que besas y de este modo no te desesperarás si la muerte te lo arrebata". Debemos pensar por nosotros mismos y dejar de permitir que la sociedad forme en nosotros un miedo falso.

Epícteto era cojo, cosa que apoya la poderosa idea que presenta: las personas suelen sentir pena por los minusválidos, a lo que estos (muchos de ellos) responden poniéndose límites debido a su enfermedad. Esto supone todo un error, la capacidad mental no debe ser influida por una deficiencia física, y puede que precisamente los enfermos sean las mentes más brillantes.

Uno de los puntos más importantes a destacar es la individualidad. El pensamiento personal toma el papel protagonista y se elogia el poder de rechazar lo que te ofrecen, odiar aquello que no tenemos para no perder el tiempo deseando lo inalcanzable y, sobre todo, desear con todas las fuerzas ser libre antes que cualquier otro puesto bien visto por las personas, porque si se quiere ser el mejor hay que acostumbrarse a ser visto como un excéntrico. Si se es perseverante en esa idea que nos proporciona nuestro libre albedrío y no decaemos ante las miradas despectivas, lograremos ser increíbles filósofos, o simplemente personas admiradas y respetadas.

La parte del manual con la cual no estoy de acuerdo es la que se ve en el apartado 33, aunque también suena un poco contradictorio pues en realidad no es más que la puesta en práctica de lo ya aprendido, pero no me gusta esa frialdad con la que Epícteto "impone" en cierta forma esas normas que rozan la falsedad, cosas como tener una conducta que resulte tan homogénea que pueda ser llevada a cabo tanto en la privacidad como en público, o la de hablar simplemente para encaminar la conversación hacia un tema que nos aporta beneficio.

Aún así encuentro muy útil la forma de pensar de los estoicos, que me recuerdan levemente a los pragmáticos, por no hablar de la lógica aplastante de Epícteto cuando dice que juzguemos solo aquello que podemos ver directamente, no por suposiciones o prejuicios (apartado 45).


Por último, me quedo con este fragmento: "Sean cuales fueren las reglas morales que te has propuesto, respétalas como si fuesen leyes, como si cometieses sacrilegio al violar a cualquiera de ellas. No te preocupes por lo que digan de ti porque, al fin y al cabo, eso no es algo que te deba importar".




María M Rodríguez Sánchez