Bertrand Russell
Escritor, matemático y filósofo británico (Trelleck, Gales, 1872-Penhyndendraeth, Gales, 1970).
Desde pequeño desmostó una particular preocupación por los temas metafísicos y se planteó numerosas preguntas respecto a las “verdades” religiosas. La ausencia de sus padres, unida al escaso contacto que tuvo con otros niños por la forma en que fue educado, hicieron que Bertrand entrara prematuramente en el mundo de la introspección.
La obra de Russell, polifacética y prolífica, tiene como fundamento la subordinación que hace el autor de las matemáticas respecto a la lógica pura. Pero su producción fue más allá de estas dos disciplinas, ya que invadió también el terreno de la ciencia, la política, la sociología, la moral y la pedagogía. Entre sus innumerables títulos cabe destacar Principia Mathematica, Análisis de la mente, Por qué no soy cristiano, Matrimonio y moral, Educación y orden social, Qué es la democracia y Autobiografía. Considerado uno de los más importantes filósofos británicos del siglo XX, recibió el premio Noble de la Literatura en 1950.
Su actividad crítica le valió todo tipo de censuras y, como ya hemos visto, la cárcel en dos ocasiones; su lenguaje claro y extremadamente lúcido le proporcionó muchos problemas pero también múltiples seguidores. Murió muy anciano pero en plena lucidez mental.
Después de conocer un poco al autor de “elogio de la ociosidad” voy a pasar a comentar tal texto:
En este texto se trata el tema de la ociosidad. La ociosidad es el vicio de no trabajar, perder el tiempo o gastarlo inútilmente.
El autor del texto dice que toda cosa que no sea beneficiosa para los demás y para ti, es ociosidad, puesto que has perdido el tiempo trabajando en algo que no se puede disfrutar.
También en el texto habla de las clases de trabajo que existen. Al principio dice que existen dos, aunque al final mete una tercera:
· Primera: en esta entran todas las personas que se encargan de transportar la materia; los trabajadores. Esta clase de trabajo está mal remunerado y es desagradable.
· Segunda: en esta entran todas las personas que se encargan de mandar a los trabajadores, aunque también se encargan de aconsejarlos; los jefes. Esta clase de trabajo está bien remunerada y es agradable.
· Tercera: en esta clase entran todas las personas que no hacen nada, ya que pagan a otras personas para que hagan lo que tendrían que hacer ellos (este grupo sólo existe en Europa).
Después de esto el autor se remonta a tiempos pasados en los que la gente trabajaba mucho y nunca se quedaba con lo que cobraba porque se lo quitaban los guerreros o la iglesia. También nos habla de algo que denomina “la técnica moderna” y que consiste en una mejora del trabajo, ya que los trabajadores tienen un tiempo de ocio, que antes no tenían. Aunque esto no fue una buena idea porque al final hizo que se fuese restaurando el antiguo sistema de trabajo del cual hablo al principio del párrafo. Pero si esa moral esclavista se hubiese aplicado a otras circunstancias sería más fácil entender el resultado que tuvo, porque se fabricaba más de lo que se vendía lo que produce que el precio baje hasta la quiebra de las empresas.
El autor nos dice que para algunas personas el tiempo libre es una especie de castigo, porque siempre han vivido trabajando durante largas horas. Sólo si son los hombres los que trabajan de esa manera, si las mujeres no trabajan no importa porque siguen pensando que son unas inútiles que lo único que tienen que hacer es cuidar de sus hijos. Pero en realidad el tiempo libre es un regalo, porque sin tiempo libre no podríamos hacer muchas cosas que nos gustan.
También nos habla de Rusia donde se trataba de convencer a la gente de que el trabajo honrado es el manual y que es más probable que te ganes el cielo si eres pobre. Aunque al ser un país rico el trabajo duro es necesario, porque se va a desarrollar de mejor manera. En occidente tratamos el problema de otra manera, la mayoría de las personas son paradas y los productos van a parar a sus manos, producimos desmesuradamente por lo que al final acabamos teniendo una guerra. De esa manera conseguimos arreglárnoslas.
Al final el autor propone que las horas de trabajo sean reducidas a cuatro, siempre que el tiempo libre no se malgaste. Así las personas serán felices, porque podrán hacer lo que siempre han querido.
Mi opinión sobre el texto es que Russel tiene razón al decir que sería mejor que se redujesen las horas de trabajo, porque las personas disfrutarían de su vida y cuando tuviesen que incorporarse al trabajo lo harían con más ganas y mejor.
Pienso que la ociosidad es muy mala porque en la vida no hay que perder el tiempo nunca, ya que es corta y hay que disfrutarla toda y hacer que los demás la disfruten junto a ti. No debes pensar que el trabajo es un deber si no un regalo, porque gracias a él puedes hacer que tu familia tenga lo que desea.
Elisa Isabel Martín López.
1º Bach. A.
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