Filosofía

1ºBachillerato A

Arthur Schopenhauer fue un filósofo alemán (Danzig, 1788 – Frankfurt, 1860). Sus primeras obras pasaron inadvertidas debido a que en esos momentos triunfaban las tesis de Hegel. Su filosofía influyo considerablemente en la posterioridad, y sobre todo en Nietzsche. Schopenhauer llegó a un pesimismo fundamentado en su presunción de que el hombre se debate a la merced de ciegos impulsos está predestinado a luchar contra su naturaleza y a perder, de manera que no es posible hallar la satisfacción. Según él: toda satisfacción, o lo que comúnmente llamamos felicidad, es siempre real y esencialmente negativa, nunca positiva… La satisfacción o el placer no pueden ser otra cosa que la liberación del dolor . La voluntad es siempre querer más, por tanto sólo genera insatisfacción y dolor. Considera al mundo un absurdo y al hombre como un ser abocado al sufrimientos. Se aplico la filosofía budista como medio de liberarse de los deseos propios de la vida y centrarse en metas como la moral, el arte y el ascetismo. Schopenhauer escribió muchos libros pero esta vez vamos a hablar de Parerga y Paralipómena II más concretamente de un fragmento llamado “Unas palabras sobre el panteísmo”. Este fragmento como ya sabréis trata principalmente del panteísmo. El panteísmo es una doctrina teología que afirma la identidad substancial de Dios y el mundo. Este tema ha sido tratado por otros filósofos. Según el factor que se considere determinante n la esencia de la realidad: materialista o espiritualista (Häckel), voluntarista (Schopenhauer), intelectualista (Hegel) y monista (Spinoza); además del panteísmo en este fragmento del libro trata del teísmo que se define como una doctrina teológica que afirma la existencia de un Dios personal, creador del universo y gobernador de su evolución gracias a su influencia constante y viviente. Admite la providencia divina y la religión revelada. Todo el tema del fragmento se puede definir con la frase: el mundo es Dios. Lo que quiere decir que Dios al ser el creador del mundo y que como todo lo que existe fue creado por él, el mundo es un reflejo del mismo (de cómo es y cómo se siente) por tal motivo se podría decir que el mundo es Dios. Así pues, llegamos a mi opinión sobre el tema:
No entiendo la necesidad de creer en un ser cuya existencia no está demostrada y por lo tanto no puede sernos útil en nuestra vida. Por otra parte, entiendo que algunas personas crean en Dios, pues desde pequeños les han inculcado esa creencia sus padres, abuelos, etc. Pero, ¿de verdad existe alguna diferencia entre la vida de un creyente y la vida de un no creyente? Aunque parezca extraño creo que sí; pues si se demostrase la no existencia de Dios, la vida de un creyente cambiaría completamente ya que creería que ha perdido el tiempo pensando que un ser todopoderoso, bueno y bondadoso, que le ha ayudado en todo momento y eso lo sumiría en una completa depresión. Por otra parte si se demostrase la existencia de Dios le ocurriría lo mismo al no creyente, pero pensando que irá al infierno por no haber confiado en su existencia. Lo que pretendo decir es que hay personas que necesitan creer y que por eso es mejor no demostrar la existencia o la no existencia de tal ser y dejar que cada persona elija su camino.
Sinceramente yo prefiero ganarme el “infierno” pero no vivir engañada pensando que un ser todopoderoso, bueno y bondadoso me va a ayudar en los malos momentos, y que si permite que me pasen cosas malas es porque quiere ponerme una prueba para que le demuestre que verdaderamente creo el él.


Firmado:
Elisa Isabel Martín López.
1º Bach. A.

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